Mapuche

La cultura mapuche ofrece una visión del mundo sumamente compleja y articulada, que se expresa también en sus formas de liderazgo y prestigio social. Recordemos: antes de resistir la colonización española, pelearon contra el avance de los conquistadores incas. En consecuencia, su organización social debió orientarse también hacia la guerra y las actividades bélicas; y la capacidad organizativa para la defensa y la habilidad de sus estrategas definieron nuevos tipos de liderazgo. Sin embargo, las campañas de exterminio –que culminaron con la dirigida por el presidente Gral. Julio Argentino Roca (entre 1879 y 1884)–, fueron un duro golpe para este pueblo. Al genocidio, que incluyó “el regalo” de los niños y las mujeres a las familias porteñas, le sucedió el intento de destrucción cultural, con el amordazamiento de la lengua original, de sus creencias religiosas y con la supresión de la memoria social.

 


Sin embargo, el pueblo no solo reinstaló el valor fundamental de la lengua propia como canal de preservación y enriquecimiento cultural, sino que desarrolló un sistema de escritura, en proceso de consolidación y acuerdo entre sus especialistas. Además, en consonancia con su concepción del mundo y de la persona, sus productos culturales contemporáneos contienen un fragmento relevante de esta cosmogonía. Por ejemplo, las guardas de los ponchos no son solo decorativas: cuentan historias poderosas a través de una estética singular. Pero, también, el hecho de haberse forjado un espacio público –como lo es el de la radio o la televisión– hace posible que el mapuche adquiera una voz vigorosa y representativa, no solo para los reclamos de su pueblo, sino también para los de otros pueblos originarios.

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